Concurso de Primavera

Llega la primavera y… ¿qué mejor oportunidad  para saludar a los colores?

Por eso desde El Rincón de Kasdy  propongo a esos peques inquietos y con vena artística a que cojáis vuestras pinturas y dejéis volar vuestra imaginación.

El tema será un dibujo relacionado con la Primavera y sus colores.

El peque ganador  recibirá una camiseta personalizada, pintada a mano, con su dibujo.
Así que ya sabes, ¡¡corre, coge papel , colores, crea tu dibujo y dile a tus papis que lo envíen (una foto o escaneado) a elrincondekasdy@gmail.com, indicando en el asunto: CONCURSO DE PRIMAVERA antes del 31 de marzo del 2012!! En el correo es necesario especificar: tu usuario de Facebook con el que te has hecho seguidor y el nombre y edad de tu peque  pues el concurso constará de dos categorías:

1ª Categoría: de 1 a 5 añitos

2ª Categoría: de 6 a 10 añitos.

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Bases del concurso para poder participar.

–          Ser seguidor en Facebook de El Rincon Kasdy http://www.facebook.com/elrincondekasdy

–          Sólo se aceptará un dibujo por seguidor.

–          Sólo entrarán en concurso los dibujos que se hayan enviado vía mail.

–          Los dibujos enviados podrán ser utilizados por El Rincón de Kasdy.

–          El plazo del sorteo es del 12 al 31 de marzo (ambos inclusive) del 2012

–          Los ganadores serán seleccionados por alumnos de la Academia de Bellas Artes Machado.

–          El ganador será publicado el día 16 de abril de 2012 tanto en el blog https://elrincondekasdy.wordpress.com , como en Facebook http://www.facebook.com/elrincondekasdy como en Twitter https://twitter.com/#!/ElRinconDeKasdy

–          El envío sólo se realizará a Península, Baleares y Canarias.

No pierdas tiempo y díselo a todos tus amigos, cuantos más seamos más disfrutaremos de sus dibujos, pues se irán subiendo tanto al Facebook como al Blog, para que todos sean protagonistas.

De momento os dejo un par de dibujos, uno de mi hermana Marikilla y otro mío de hace ya unos añitos 🙂

Los peques no dejan de soñar y su imaginación es infinita, ¿por qué no compartirlo y soñar con ellos?

Blue Eyes Bar

¿Unas cervecitas?

Todo el que me conoce sabe que yo la cerveza…. Pufff, mira que lo he intentado veces, pero que no hay manera. Ese sabor agrio, amargo… ya sea en pleno agosto a 40º a la sombra, me supera. ¿Un Nestea o un Trinaranjus, o por qué no un zumito? Si es de naranja o frutas natural me das la vida. Lo se, lo se, que para los cerveceros no se lo que estoy diciendo, pero chicos, el agua fresquita también está muy rica  🙂

Jueves, Noche de chicas, que tras tener a nuestros peques se volvieron más escasas, además de tenerlas que pasar al viernes o sábado noche. ¿Qué mami no lo sabe? El deber llama. Y eso de estar toda la noche fuera, llegar a casa, darte una ducha rápida y derecha al curro… se acabó, pasó a mejor vida. Y tampoco es que lo eche de menos -¡Será el cansacio de toda la semana!

Cada vez es más difícil pero intentamos buscar un hueco, vernos, estar juntos…. Y este sábado nosotr@s tenemos una cita. Hay que celebrar cumples, Cris, Alberto.

¿La cena?, sorpresa, pero las cañitas…. ¿Por qué no en un típico Pub Irlandés, con su música de ambiente, sus mesas y bancos de madera, una barra interminable donde se aprecian pintas de diferentes colores según la cerveza y al fondo un pequeño escenario donde, precisamente los jueves tienen actuación en directo?

Quizá a alguno de vosotros si habéis viajado a Irlanda os suene este Pub. Incluso uno de mis vecinos, Luisete, cuando estuvo en casa me comentó que justamente él había estado alojado en una de las habitaciones cuyo balcón daba a esa fachada. Supo indicarme cuál, se acordaba perfectamente y le traía muy buenos recuerdos.

La foto me la pasó un amigo que había estado allí. La había retocado dejando la fachada en blanco y negro, y el Pub a color para acentuar su vida, tan popular como era.

Como en todo cuadro le hice pequeños cambios, le di mi toque personal. Cambié el nombre, Blue Eyes Bar. La calle la llamé The Music Ave y su número también lo modifiqué. Le añadí el cartel del próximo cantante, Dangerous Blond. Y el año que lo fundé 2006 😉

Lo personalicé completamente y aunque fue uno de los que más tardé en pintar, pues recuerdo pasar horas mirándolo sin dar una sola pincelada incluso pensando en darlo por ‘perdido’,  su resultado tras firmarlo fue muy gratificante.

-Bueno, ¿qué? ¿Unas cañitas?

MI MAESTRO

Tras mi intento fallido por ser una artista desde el primer día (ya veis los cuadros que hice, toda una INSPIRACION) y decirme mi marido en varias ocasiones que tenía que ir a clases de pintura, opté por buscar una Academia de Bellas Artes.

Después de contactar por teléfono y tener las señas, una tarde, después del curro me acerqué a informarme: horarios, precios… . Al mes siguiente ya estaba dando clases. Mi maestro, Alfredo Peña.

Mi desconocimiento en el mundo de las Bellas Artes, en ese momento, hizo que no le diera importancia a su nombre. Le vi como un profesor más. Un jubilado que no soportaba el hecho de quedarse en casa todo el día y por qué no seguir impartiendo clases, que era lo que había hecho siempre y lo que más amaba.

El tiempo me enseñó que era en letras grandes un MAESTRO, UN MAESTRO EN LAS BELLAS ARTES y como tal así le llamábamos en clase para dirigirnos a él: MAESTRO.

Recuerdo mi alegría al entrar por la puerta. ¡Iba a pintar! Y aquello me encantaba.

¡Artista! Me llamaba desde el primer día. Y eso me motivaba para pintar cada vez mejor.

 

En ese primer año mi evolución fue a pasos agigantados. ¡Madre mía! Parecía una maquina de hacer churros. Ese año entre las clases y mis ratillos en casa me pude hacer cerca de unos 20 cuadros.

Desde el primer día comencé a hacer fotos a lo que había hecho en esa clase y así poder mostrar  a quien me preguntara lo que estaba haciendo. ¡Menuda idea al que se le ocurrió poner una cámara al móvil, bendito!

Quién me diría que luego estas fotos las compartiría con vosotros………. .

El Principito

Siempre he recordado ese pequeño libro no más grueso que mi dedo meñique en la estantería del cuarto de estar de la casa de mis papis acompañado de otros libros de bolsillo a ambos lados.

Al abrirlo, en la tercera página se puede leer:  Vigésima edición en “Libro de bolsillo”:  1983.

Como imaginaréis, tras el paso de los años las páginas han tomado un tono amarillento y el papel se ha vuelto más áspero, pero por supuesto, su contenido no ha cambiado. Desde que llegó este libro a manos de mi madre siempre ha sido muy especial para ella. Fue regalo de una gran amiga de la familia. Mi hermana y yo desde pequeñas hemos compartido habitación y cuando llegó la hora en que mis padres pudieron ponernos una habitación propia a cada una los cambios de mobiliario hicieron que El Principito, junto con aquellos que le hacían compañía en el cuarto de estar, danzara de caja en caja, aunque sin caer en el olvido. Cuando me mudé a mi casa y decidimos darle un toque de color a las paredes, tenía claro el color de una de las habitaciones pequeñas. AZUL. Quería tener un trocito de cielo conmigo, y por ello compré unas estrellas que se iluminaban en la oscuridad.  

Aunque nací en Madrid crecí en Leganés y, como en toda ciudad con sus luces, es prácticamente imposible poder ver las estrellas y disfrutar de ellas, a no ser que te vayas a las afueras. Tenía mi pequeño trocito de cielo y la sorpresa fue cuando una noche, pensando que me había dejado la luz encendida de la habitación pasé con intención de apagarla y…

¡¡Era la Luna!! Iluminaba toda la habitación.

Aquella noche mi trocito de cielo tenía también luz propia, la de la Luna. Desde entonces se hizo más especial aún. Entraba y me trasmitía tranquilidad, paz, me incitaba a soñar. La mañana de los fines de semana se volvieron rutinarios. Nos encantaba abrir el ventanal y disfrutar del amanecer. Poco a poco y cuando pudimos, aprovechamos una cama, una mesa de escritorio y una estantería, para aquel que viniera y quisiera quedarse tuviera donde dormir. La Habitación Azul, era algo más acogedora, se había convertido en un Rincón donde evadirme, leer un libro, echarme una buena siesta o dejar volar mi imaginación.

Todavía recuerdo esa tarde de domingo de mediados de agosto.

Desperté, miré la pared y me fui a buscar el libro de El Principito. Hacía un par de meses que se lo había pedido a mi madre, pues quería leérmelo de nuevo. Cogí papel y lápiz y me puse a hacer bocetos.  Ya tenía El Principito, pero el original miraba hacia la izquierda. Yo quería que mirara a la derecha, hacia la ventana, por donde entraba la Luna.

 

Con mi maletín de óleos en el suelo, mi caja de acrílicos y con el lápiz en la mano, colgué mi pequeño boceto de El Principito y comencé a pintar.No era miedo, sino respeto. Siempre que me pongo delante de un lienzo en blanco me pregunto una y otra vez si podré superar el anterior.  Es todo un reto. Ahora el lienzo era una pared de 4m de largo por 2,60m de alto. Miré por última vez esa pared vacía y me puse a enfondar.Cuatro días tardé en terminarlo. Echaba allí las siestas, en mi habitación azul, y según me levantaba, me ponía a pintar, apuraba hasta que se iba la luz del sol. Aprovechaba cada rallito  para ver mejor las mezclas y combinar mejor los colores.

El día que firmé el mural, la luz del sol me había ganado, pero necesitaba terminarlo, no me preguntéis por qué. Aquella noche dormí allí, con El Principito haciéndome compañía.

A la mañana siguiente. Una llamada. ¡¡¡Estaba EMBARAZADA!!!

 

Para terminar necesitaba una percha. Pero imposible, no encontré nada que se ajustara a lo que andaba buscando. –Mira que son feas y básicas las que suelen tener.

Lo que sí me llamó la atención fueron unos pomos en forma de estrella y luna, para el armario quedarían geniales.

Mientras los tenía en mis manos para pagar… una Nube. Cogí cinco más. ¿Por qué no hacer una percha a juego con el mural?

 

En un fin de semana que vinieron mis padres y mis hermanos a comer, aproveché a pedirle a mi padre que se trajera la sierra de calar. Ya tenía la silueta hecha pero no me convencía. He de decir que todos metieron mano y al final se quedó perfecta.

 

Lo que no me convencía ahora era el armario, ese color haya de constructora, con esos pomos tan monos azules, de estrellas y lunas…

¿Solución? Pintarlo.

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