12 Girasoles

Mi querido y gran artista Van Gogh quien, sólo mientras estuvo vivo, no logró vender más de un cuadro. Y unos años después tras coger fuerza el impresionismo  y una venta desorbitada por una de sus obras, consiguió posicionarse mundialmente como el artista póstumo de mayor reconocido prestigio en el arte Impresionista.

Imagino que como a muchos, da pena saber que vivió en la más rotunda miseria y que el poco dinero que ganaba lo empleaba para pagar su propio material de pintura.

Mientras su cabeza trabajaba, su mente no sólo creía poder cambiar la sociedad con su obra, meta póstuma que ya sabemos todos consiguió unos siglos después, sino que además le producía cierto sosiego personal.

Para él, las flores siempre decoraron y dieron vida a su pequeño estudio, como sus cuadros dedicados a éstas.

En una visita de su gran amigo Gauguin, decoró la habitación con un jarrón de 12 girasoles. Procuraba levantarse con la luz del alba pues sabía que el sol marchitaría las flores y les quitaría así horas de vida a su belleza. Mientras pintaba ese jarrón de 12 girasoles, los días consumían su color, su fuerza, su viveza. Eso fue lo que plasmó en su cuadro, unos girasoles tan vivos, tan llenos de luz y los últimos tan consumidos y apagados por las horas pasadas de varios días.

La textura, sus colores, la mezcla de trazos largos y cortos…, hacen que después de dos siglos sigan teniendo vida esos 12 girasoles.

He de deciros, que admiro su trabajo, la textura que da a los cuadros, su afán por los colores primarios. Un artista que a pesar de su inexistente cordura, en ocasiones, consiguió plasmar la vida cómo la veía, llena de colores.